Plaza Mayor (Calle Jardines)

Durante los años comprendidos entre 1904, en que el joven Alfonso XIII concedió a Elda el título de ciudad, y 1939, en que la conurbación de Elda-Petrer albergó al último Gobierno de la II República poco antes de terminar la Guerra Civil Española, Elda experimentó un gran desarrollo como ciudad moderna e industrial y como capital comarcal que ejercerá una atracción por su actividad industrial del calzado sobre los municipios de Petrer, Monóvar, Novelda y Sax principalmente, además de Salinas, Pinoso, La Romana y Aspe. Elda creció con nuevos barrios y pasando de tener 6.131 habitantes en 1900 a más de 20.000 en 1940. En 1926 ya había 53 fábricas de calzado. En 1934, eran más de 70 con unos 11.000 trabajadores de los que aproximadamente 3.000 vivían en los municipios cercanos y se desplazaban a Elda diariamente.

Se fueron creando grandes empresas en torno al calzado como por ejemplo la fábrica de Rodolfo Guarinos Vera o la de Casto Peláez. También fueron importantes otras como la de Pedro Bellod Payá, la de Antonio Porta o la de Joaquín Vera. El enorme desarrollo de la actividad industrial del calzado fue acompañado del desarrollo de industrias auxiliares y la instalación de sucursales bancarias.

La sociedad se diversificó, cuajó una división de clases que fueron tomando conciencia de su condición, sobre todo las obreras y los sectores medios de la sociedad que disputaron el poder a las oligarquías tradicionales de turno que se habían repartido las concejalías del Ayuntamiento y la Alcaldía durante la época de la Restauración.

El anarquismo se implantó con fuerza en Elda durante el cambio de siglo, llegando a residir en la ciudad el Comité Central de la CNT de la Federación Provincial de Alicante. En estos primeros momentos el dominio del sindicalismo anarquista impidió que progresara el movimiento obrero socialista. Aún así se constituyó una Agrupación Socialista en 1910.

Durante la Dictadura de Primo de Rivera, los partidos del turno se fueron descomponiendo, ganando fuerza el republicanismo y el socialismo, este último consentido por la Dictadura y favorecido por la persecución implacable del régimen contra los anarcosindicalistas cuyos sindicatos que formaban la CNT se disolvieron en 1924. En 1927 se constituyó la Juventud Socialista en Elda con 17 afiliados. En 1930, mientras que la CNT trataba de reorganizarse, la UGT había conseguido ya la adhesión de 6 sociedades obreras en Elda.

El final de la Dictadura y de la Monarquía de Alfonso XIII estuvieron marcados por la conflictividad social. Pero el año más conflictivo fue 1930, con la huelga general en la que los obreros llegaron a controlar la población entre el 15 y 18 de diciembre de 1930 y tuvo que intervenir la Legión para restablecer el orden. Hubo detenidos y los legionarios tuvieron que permanecer varios días en la ciudad para garantizar su control.

Los comicios municipales para volver a la normalidad constitucional, como si nada hubiera pasado, se celebraron el 12 de abril de 1931 en Elda como en el resto de España. Ganó las elecciones la coalición republicano radical socialista con 15 concejales electos de un total de 18, mientras que la coalición monárquica sólo consiguió 3 concejales. Las calles de Elda se llenaron de banderas republicanas, al igual que en el resto del país. El rey Alfonso XIII se marchó al exilio y el 14 de abril se proclamó la II República Española. En el ayuntamiento de Elda tomará posesión la nueva corporación municipal, como se aprecia en la fotografía.

El 11 de mayo de 1931 estalló en toda España el anticlericalismo contenido durante la época de la Dictadura y gestado desde los tiempos de las revoluciones liberales del siglo XIX. En Elda, la violencia anticlerical se cebó en la iglesia de Santa Ana el 12 de mayo, que fue asaltada e incendiada, y en los domicilios particulares también asaltados del exalcalde y jefe de la Unión Patriótica y del párroco.

Pese a las discrepancias de partidos y tendencias, Elda era indudablemente republicana, como corroboraron los resultados de las elecciones a Cortes constituyentes celebradas el 28 de junio de 1931, poco después de las municipales. El republicanismo eldense alcanzó su momento de gloria cuando el presidente de la República Niceto Alcalá Zamora estuvo en Elda el 16 de enero de 1932, colocando la primera piedra del monumento a Castelar y visitando las fábricas de calzado para escuchar las necesidades de la industria zapatera.

La República fue una etapa de crecimiento económico, urbano, cultural y poblacional para Elda. Se editaron las revistas culturales El Cronista de orientación obrera, Elda Extraordinario y Albor de orientación burguesa republicana. El Orfeón Sinfónico Eldense desarrolló su actividad entre 1932 y 1935. El Banco de Elda abrió sus puertas en 1933. Se edificó una casa cuartel para la Guardia Civil, en el que todavía podemos apreciar en su fachada el escudo republicano. CAMPSA instaló un surtidor de gasolina, se inauguró el Grupo Escolar, hubo notables mejoras urbanas y prolongación de calles e, incluso, se empezaron los nichos del cementerio. También se terminó de construir la Estación de Ferrocarril de Elda.

Sin embargo, el progreso estuvo acompañado por un crecimiento de la conflictividad social y política como jamás había experimentado la ciudad. El despido de 70 trabajadores de la fábrica de Guarinos en 1931 provocó una huelga y, en mayo, 149 obreros cenetistas del calzado se declararon en huelga para que se reconociese su sindicato.

Los anarcosindicalistas se habían reorganizado el mismo mes de abril de 1931 y promovieron inmediatamente actos revolucionarios para intentar recuperar el protagonismo perdido durante la Dictadura y combatir el sistema, ahora republicano. Las elecciones generales del 19 de noviembre de 1933, que ganó la CEDA hizo que la UGT y la CNT acercasen sus posiciones y constituyeran la Alianza Obrera optando por la insurrección revolucionaria contra el nuevo Gobierno. Y es que en nuestra ciudad, el número de trabajadores del calzado fue creciendo constantemente.

La victoria electoral de la CEDA en las elecciones generales de noviembre de 1933 motivó que los partidos republicanos se reorganizasen para intentar responder a la derrota sufrida a manos de los herederos de la oligarquía tradicional. En abril de 1934, se constituyó la Izquierda Republicana de Azaña para intentar unir a los republicanos y enfrentarse a la CEDA victoriosa. En Elda el republicanismo se organizó en torno a dos tendencias: los azañistas y los lerrouxistas que apoyaban al nuevo gobierno.

El gobierno aprovechó las insurrecciones de octubre de 1934 para suspender al alcalde y los concejales del Ayuntamiento de Elda y encarcelar a los más significativos, nombrando el gobernador civil una Comisión Gestora en Elda. En el campo contrario, se había ido articulando la Falange. La izquierda y los republicanos no lerrouxistas ni independientes se reorganizaron en el Frente Popular, junto a socialistas y comunistas, y ganaron las elecciones generales del 16 de febrero de 1936. Inmediatamente, se liberó a los presos políticos de octubre de 1934, cesó la Comisión Gestora del Ayuntamiento y se repuso en sus cargos a los concejales y alcalde anteriores.

La II República terminó en España y en Elda, tras una cruenta Guerra Civil. Es indudable que toda guerra implica sufrimiento y dolor. La apuesta por el camino de la fuerza y de una supuesta defensa del “bien” frente al “ mal”. La incapacidad de resolver conflictos mediante el diálogo.

Nosotros queremos quedarnos con otra lectura de la contienda; la lectura positiva del conflicto en nuestra ciudad. Aquella en que la sociedad eldense levantará la bandera de la solidaridad y ofrecerá la imagen de una ciudad de acogida. No podemos olvidar que en nuestra ciudad se acogieron a 2.500 personas durante la guerra.

Nosotros nos sentimos orgullosos de nuestros abuelos eldenses aquellos que supieron poner al ser humano por delante de las ideas políticas. Sin duda esto hace grandes a nuestros antepasados y a la historia de nuestra ciudad. Utilicemos la Historia para lo que realmente sirve: para enseñarnos y no volver a cometer los mismos errores. Por supuesto nos quedamos con esa humanidad del pueblo eldense, no olvidemos nunca esta gran lección que nos dieron.

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